miércoles, 8 de febrero de 2017

Festival de Performance En Casa: El arte de compartir la experiencia cotidiana



Por Roma Vaquero Diaz. 

Una artista alemana llega a Argentina para compartir las experiencias entre lo público y lo privado junto a un grupo de performers que residen en Buenos Aires

Katharina Jej me recibe con un abrazo y me invita a recorrer la casa, una construcción antigua con puertas grandes y techos altos iluminada por murales y gestos artísticos. Sentadas en la ventana de la residencia de Anderson Feliciano, entre el ruido de la calle y el aroma del té recién preparado, la artista alemana me cuenta del Festival de Performance En Casa, que tendrá lugar en Buenos Aires del 21 al 24 de abril en las viviendas de los artistas Gustavo Solar, Jenny Toro Salas, Anderson Feliciano y Graciela Ovejero Postigo.

Una casa es la prolongación del cuerpo de quien la habita, un espacio privado e íntimo. Katharina Jej problematiza ese territorio con la intromisión de otro artista a ese espacio y propone hacer la obra de ese encuentro. Para eso, sugirió a cuatro artistas que residen en Argentina vivir tres semanas en el hogar de cada uno. Ese espacio, privado para uno y ajeno para otro, será el lugar de la convivencia y de la escena. “Cada casa es diferente, se ubican en barrios diferentes de Buenos Aires y cada performance será única porque nacerá de la rutina compartida”, afirma la artista.

La obra explora el entre de lo privado y lo público, lo originario y lo extranjero, lo íntimo y lo superficial. El proyecto también interroga ese punto que permite vivir y trabajar juntos: la construcción del vínculo, el compartir lo cotidiano, el hacer performance, la observación del ritmo de cada uno y las condiciones íntimas y necesarias para sentirse en casa, en casa de otro. Katharina describe que le gusta “realizar yoga al despertar” porque necesita ese ritual para sí misma y lo mismo le sucede “con rutinas de limpieza o de alimento que necesito para sentirme en casa y, simultáneamente, debo resolver cómo hacerlo para respetar las necesidades del otro”. Al convivir hay necesidades que se modifican y otras que son inmodificables, pero al mismo tiempo el encuentro con el otro permite el encuentro consigo mismo.

Nacimiento de la idea
Katharina desprende una uva del ramillete que coloca sobre la mesa y nos cuenta el origen de la obra. “Estando en mi casa en Colonia, Alemania, a finales de enero de 2015, me sentía encerrada, fijada en mí misma, en mis rutinas, presa de mi estructura. Necesitaba que ocurriera otro mundo que no fuera lo sujeto por mí. Entonces pensé en invitar a vivir allí a otro artista para luego, a través de esa experiencia, realizar una performance. Convertir la casa en un territorio de juego”. Pero el dueño de la propiedad donde ella alquilaba no estaba interesado en convertir ese espacio privado en una experiencia pública. “Por lo tanto, si los artistas no podían venir, tendría que ir yo”, resume. En consecuencia, abrió una convocatoria a artistas que estuvieran interesados en desarrollar esta convivencia con final artístico.

En Colonia se realizó en los domicilios particulares de los artistas Sebastian Zuhr, Diane Müller y Lala Nomada. Y fue entonces cuando pensó por qué no llevarlo a cabo en Buenos Aires, lugar que potenciaría aún más esta idea de extrañamiento, ya que no tenía conocimiento acerca de la ciudad, del lenguaje y de los artistas. Katharina llamó a una nueva convocatoria para Argentina y allí acordó con Gustavo Solar, Jenny Toro Salas, Anderson Feliciano y Graciela Ovejero Postigo, con los cuales no sólo viviría sino también ofrecería al público la síntesis de esta experiencia de situaciones privadas.



La potencia de los encuentro
Anderson Feliciano, dramaturgo y performer de Belo Horizonte, se acerca a la habitación donde nos encontramos en su casa de Caballito -que será escena de performance en pocos días-, para ofrecernos una taza de té. Feliciano dice que le interesó participar del Festival porque piensa que los encuentros son muy potentes. “Convivir con otra persona, trabajar como performer el concepto de privado llamó mucho mi atención. Mi casa, este lugar cotidiano, al trabajarlo con Katharina se transforma en otro espacio, ya no es la misma casa. Los límites de lo artístico y lo rutinario se mezclan y se confunden. Además, accionar siempre te pone en alerta, en riesgo, te obliga a salir de la zona de confort”, explica.

El Festival De Performance En Casa propone dejar de ser extraño en el hogar de otro, convertirlo en un lugar de creación y de juego donde vida y arte se fusionen. Con esa sensación nos despedimos en el umbral de una casa que nos recibió como desconocidos y ahora nos encuentra como amigos esperando por la performance.


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